El camino de Carlos Agreda a una agricultura sostenible
Carlos Agreda, un agricultor comprometido y visionario en El Salvador, ha sido un pionero en la implementación de las prácticas de Conservación de Suelo y Agua (ASA) en su comunidad.
Su historia es un testimonio inspirador de cómo el cambio puede llevar a resultados positivos y sostenibles en la agricultura.
Antes de adoptar las prácticas de conservación, Carlos seguía los métodos tradicionales de cultivo, como quemar los residuos de los cultivos anteriores y aplicar herbicidas, sin embargo, se encontraba con desafíos constantes como la erosión del suelo, la pérdida de nutrientes y los altos costos de producción. Pero todo cambió cuando decidió probar algo diferente.
Con el apoyo del Programa RAÍCES EL SALVADOR, Carlos comenzó a implementar prácticas de conservación de suelo y agua en sus parcelas. Una de las principales estrategias fue la incorporación de abonos verdes, como la canavalia, que no solo mejoraron la fertilidad del suelo, sino que también controlaron la erosión y redujeron la proliferación de malezas.
Los resultados fueron sorprendentes. Las parcelas de Carlos empezaron a lucir una cobertura verde exuberante, reflejando la salud del suelo y la eficacia de las nuevas prácticas agrícolas. Pero lo más impresionante fue el impacto económico: él logró reducir significativamente sus costos de producción, lo que se tradujo en una mayor rentabilidad para su familia. "Antes, en una parcela de 1 manzana, gastaba $800 para cultivar. Ahora, con estas prácticas, gasto $400", afirma Carlos con orgullo.
Además de los beneficios económicos, también observó mejoras en la calidad y cantidad de sus cosechas. Gracias a las prácticas de conservación, pudo asegurar la alimentación de su familia y obtener ganancias adicionales vendiendo los excedentes en el mercado local.
Pero Carlos no se detuvo ahí. Con una firme convicción en los beneficios de las prácticas de conservación de suelo y agua, se convirtió en un defensor entusiasta de estas prácticas, compartiendo su experiencia y conocimiento con sus vecinos. "Hemos comprobado que sí funciona. Donde está sembrada la canavalia, vemos la producción mejor. Y donde no hay, vemos la deficiencia", explica Carlos.
Gracias al liderazgo de Carlos y otros agricultores como él, la comunidad comenzó a adoptar gradualmente las buenas prácticas, transformando el paisaje agrícola y mejorando la seguridad alimentaria de la zona. "Hemos pasado de la tradición al progreso y al conocimiento", dice Carlos, con una sonrisa. "Ahora sabemos que con estas prácticas podemos mejorar la producción. Gracias a RAÍCES, Tierra Saludable Ameyalli y Cáritas por su apoyo incondicional".
La historia de Carlos Agreda es un recordatorio poderoso de cómo la innovación y la colaboración pueden llevar a un cambio positivo en la agricultura y en la vida de las personas. Su compromiso con la sostenibilidad y su espíritu de liderazgo son un ejemplo para todos aquellos que buscan un futuro más próspero y equitativo en el campo.
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